Cuando Beethoven compuso la Novena Sinfonía (Opus 125) utilizó unos versos de Schiller en los que expresaba la importancia de la conexión del SER HUMANO con el Universo. El escenario del teatro de su estreno hubo de ser ampliado, pues no cabían el coro entero y una orquesta sinfónica.
Ya Beethoven estaba sordo totalmente por entonces, y se puso en primera fila para sentir a la orquesta a través de sus pies, y cuando al terminar se giró y dio la vuelta las lágrimas caían por su mejilla al comprobar que el público estaba de pie y aplaudía su grandiosa composición.
Él por entonces no oía la música, pero la sentía en todo su cuerpo.
Si quieres escuchar una versión breve y oficial del HIMNO DE EUROPA, no tienes más que pulsar en el enlace anterior.
¡Gracias Beethoven!
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